En la ventanilla veo como si el tiempo se detuviera, desciendo del vehículo público y admiro la sensación de tibieza, los diferentes tonos de verde, las montañas y el cielo azul.
Estoy en Tinjacá, Boyacá, Colombia. Se aproxima un auto blanco, en él está el Maestro Juan César Bonilla.
El inicio
Su abuelo, don Horencio Bonilla Vargas carpintero de oficio y hojillador (técnica artesana para aplicar hojilla de oro sobre una superficie, usualmente de madera) , vivía en Chiquinquirá. En 1912 salió a practicar en el Magdalena medio y sur de Santander su pasatiempo, la caza de animales; por casualidad descubrió la tagua, su color le llamó la atención, la recolectó y la llevó a su taller para experimentar con ella. Así se inició el trabajo en tagua en Colombia.
Su padre, don Luis Alfonso Bonilla en la década de los 70´s una vez pensionado, fue diagnosticado con diabetes avanzada, le dieron pocos años de vida. Ante esta situación don Luis Alfonso decidió buscar un mejor clima para estar tranquilo, así fue como se establecieron en 1973 en Tinjacá a 40 minutos de Chiquinquirá.
Continuidad del oficio
Una vez establecido en Tinjacá, el tiempo se extendió fuera de los diagnósticos médicos, don Luis Alfonso se dedicó al trabajo en tagua, introdujo los tornos eléctricos; posteriormente los tíos Humberto y Jorge al ver la recuperación de su hermano también se mudaron. El maestro me dijo que su padre y tíos tenían un lema: “morir con las botas puestas” y así fue, don Luis Alfonso murió, sólo que 15 años más tarde.
El taller en sus mejores días tuvo hasta 7 torneros; la actividad ha ido disminuyendo porque el plástico industrial ha ido reemplazando a la tagua.
Maestro de Maestros Juan César Bonilla
El Maestro Juan César Bonilla González es tornero, tallador y pulidor de la tagua. Su tradición comprende a tres generaciones. Su gran habilidad le ha merecido ser representante por Colombia del oficio en exposiciones Internacionales como el Smithsonian Folklife Festival en Washington; Premio Medalla a la Maestría artesanal otorgado por Artesanías de Colombia y dos veces ganador al lado de su esposa Julia Vergara del Concurso Internacional de Diseño Traza Artesanal.
Experimentación e Innovación
Conocí a Julia en el almacén del taller Bonilla & Vergara ubicado sobre la carretera principal de Tinjacá, apenas entró sentí su carismática personalidad con una gran dosis de creatividad. Julia Vergara es Maestra en Bellas Artes inquieta, autodidacta y emprendedora. Hay una simbiosis entre los dos maestros, el resultado tangible está en la experimentación continúa emergente de la inquietud constante, que en definitiva los lleva a buscar cómo mejorar cada día.
Observé una de sus innovaciones en el uso de la cáscara de la tagua, que antes era desechada y ahora es utilizada como mosaico en una mezcla con cerámica de Ráquira. Este es un claro ejemplo de ventaja competitiva derivada del contexto (ecosistema del taller), aprovechamiento de la materia prima conjugado con otras técnicas, como cerámica de Ráquira o trabajo en madera y la ubicación geográfica. Para mí, es una lección de colaboración y el resultado es la entrega de producto con un alto valor agregado y diferenciación.
Otra innovación del taller Bonilla & Vergara es el reciclaje de “la viruta cabelluda” que es el desperdicio de la tagua al momento de ser torneada. Elaboran papel biodegradable con ella.
Entrega Continua
Bonilla & Vergara es un taller que entrega lo que sabe hacer. Es así como se han formado varios torneros y talladores que han pasado por su taller. En este momento tienen un proyecto para enseñar a elaborar el papel con la viruta cabelluda a los niños de Tinjacá; hablando de niños, su hijo Samuel de 9 años también gusta de entregar y compartir.
Lo que se hereda no se hurta
Samuel Bonilla Vergara aprendió viendo y haciendo…acompaña a Julia, su mamá a las clases de reciclaje para elaborar muebles para el hogar con cestería. Este aprendizaje emergió un día dentro de las actividades curriculares cuando se les propuso a los estudiantes crear un proyecto para competir bajo el concepto de generar ideas y trasformar el entorno de la Fundación Terpel.
“Tejiendo Capoteras” es el nombre del proyecto que colaborativamente crearon los estudiantes del Colegio Mariano Ospina Pérez pensando en recuperar cultura, pues están ubicados en una zona donde la cestería en tiempo de los abuelos era utilizada para hacer los canastos y que poco a poco se ha ido perdiendo por el uso de las bolsas plásticas.
Estos chicos idearon este proyecto donde las bolsas plásticas desechadas son el material de reciclaje para elaborar canastos con la técnica de cestería que se está perdiendo e incluyeron la participación de los abuelos con la colaboración de Julia para tejer las capoteras, (nombre con que se designa a los canastos en Boyacá) de esta forma recuperan una técnica y reciclan.
¡Concursaron a nivel nacional y ganaron! Participaron en Taiwan con el resto de países asistentes.
La continuidad de los oficios es un gran reto que se nos presenta en diferentes comunidades con tradición en oficios de artesanía en diversos países, es la principal preocupación del Maestro Juan César Bonilla, por eso él y Julia, enseñan, experimentan, entregan y colaboran.
En el marco del proyecto Boüi nos encontramos con un mismo sueño…la sostenibilidad de los oficios, gracias Bonilla & Vergara!