El tiempo de la artesanía

El tiempo Wayúu, la leyenda de Waleker

Waleker, la araña que enseñó a tejer a las personas Wayúu

Hola, soy Liz Fetiva y estamos en el tiempo de la artesanía, bienvenidos. (Episodio 1)

10´´Les voy contar de qué se trata esto: Soy una adicta a las artesanías, me emocionan, me encantan.. ver a los artesanos trabajando, el proceso y su contexto. Muchos eventos nos han traído hasta aquí, particularmente hay dos que quiero citar. Un día mi hija llegó con sus amigos y vieron una pieza de cerámica de la Chamba, qué es esto? Preguntaron. Mi hija les explicó su origen, proceso y los chicos quedaron fascinados, quedaron matados. Yo pensé…es increíble que no enseñemos nuestros tesoros en las escuelas…y el otro evento fue al hablar con varios hijos de artesanos tradicionales y preguntarles si querían seguir la artesanía en la tradición, a lo que dijeron que no en su gran la mayoría, por diversas razones.

1´11´´En consecuencia nació nuestro proyecto boui, estamos creando un ecosistema para la sostenibilidad de los artesanos de su tradición, lo conocido como nuestro patrimonio inmaterial, esa palabra a mi, a mi aveces me parece un poco ladrilluda sinembargo así es como se define nuestra herencia, parte de nuestra cultura, siento que cuando se descubre se ama, disfrútenla

1´46´´Hoy es tiempo Wayúu, porque estamos en la Guajira, en realidad estoy en mi casa en cuarentena. Recordando mi experiencia. Aquí viven ellos del lado Colombiano y Venezolano. Conformando la gran nación Wayúu.

2´09´´Me encuentro en la media Guajira, en el corregimiento del Jojoncito. Para llegar aquí volé a Riohacha, luego por tierra viajé dos horas hasta Uribia donde me encontré con Eudomenia Tiller y Torito del clan Josayu, mis anfitriones. Para finalmente adentrarnos durante tres horas en moto hacia la serranía de Jala-Ala.

2´47´´El origen de los tejidos: La leyenda de Waleker

Cuentan los viejos Wayuu, que un día de primavera, cuando los pájaros cantaron de alegría anunciando las primeras lluvias; cuando los suspiros florecieron y se llenaron de perfume los caminos, un joven salió de cacería por los montes Isashii, donde sólo impera la soledad y el miedo. Aquel joven era un cazador valiente, como esos que llevan en el pulso la prueba de su valor y en el cuerpo las huellas de sus heridas. Dicen los ancianos que cuando aquel joven nació, una estrella se desprendió del cielo e iluminó la noche. Y los augures vaticinaron al recién nacido, grandes sorpresas en su vida.

Aquella mañana, el cazador se había adelantado bastante en el interior del monte, cuando oyó depronto una vocecita suave que parecía brincar por los ramajes. Al principio creyó que se trataba de un simple crujir de ramas a merced del viento y prosiguió su marcha.

Al rato, volvió a oír una risa entrecortada como la de un chiquilín a quien le hicieran cosquillas. Creyó el cazador que se trataba de un pajarito oculto entre las hojas y sin hacer caso reanudó la marcha. Al dar un paso más, volvió a sentir la tierna voz; esta vez, aguzó el oído, contuvo la respiración, acomodó la flecha sobre el arco y esperó a que se repitiera el extraño rumor.

Muchas cosas pensó el joven en aquel instante: creyó que fuese una serpiente cazadora imitando las voces de su presa; creyó que fuesen las ramas del boscaje rozándose entre sí. Y hasta pensó que fuese un wanülüü en forma de pájaro que trataba de asustarlo.

5´07´´Una mezcla de temor y curiosidad se apoderó del joven, quien bajo el temple de su coraje y la agudeza de sus sentidos, avanzó poco a poco hacia el punto donde salía la voz. Cuál no sería su sorpresa, al ver una niñita echada al suelo jugando con las hormigas.

Aquella niña fea, barrigona y sucia se entretenía haciendo puentesitos por donde iban y venían las inquietas hormiguitas. Se reía a carcajadas cuando las veía saludarse con toda cortesía por los caminos que trillaban.
Otras veces, con una ramita les hacia agujeritos en el suelo por donde entraban y salían en ordenado afán. Y así, le repartían sabandijas y miguitas de pülaa que ellas acarreaban a sus cuevas. Aquella criatura despertó tanta curiosidad en el joven, que éste, acercándose sigilosamente a ella por entre las matas, quiso asustarla.

Pero la niñita al verlo no dio signos de mayor sorpresa ¿Qué haces aquí niña? No ves que estoy jugando con mis amigas, respondió. El joven entonces la abrumó de preguntas: ¿De dónde es, con quién ha venido a estos parajes, quiénes son sus padres, está extraviada? La niña no hizo caso y siguió jugando con sus amiguitas. Ella decía: siempre Wolokoonat, nunca trae nada. Mientras las demás trabajan ella se queda en su galería haciéndose la tonta. Esto era refiriéndose a una hormiguita cabezona que era muy perezosa.

El joven, sorprendido ante aquello que veía, creyó que esto era un Puloi de extraños maleficios. Mas, cuando trató de huir, la niñita le dijo: no temas señor que mis amiguitas no te harán daño, ellas son muy bondadosas y tan pronto caliente el sol se irán a sus casitas. El joven respondió: no sé quien es usted. Tan pronto creo que es una criatura de verdad, como un wanülüü forma humana. No, no soy wanülüü, soy tan humana como tú y prueba de ello es que, si dudas de mí, llévame y déjame donde mejor te parezca. Yo soy una triste huérfana que no tengo familia. Mi madrecita, la devoró un tigre y mis hermanitas perecieron todas. Yo siento el temor de la soledad porque nadie se conduele de mí. Estas, mis amigas me acompañan en el día, mientras que en la noche el frío, aliento de los bosques, llenan de lágrimas mis ojos. A la niña se le agolparon las penas y haciendo una mueca en el semblante comenzó a llorar amargamente, a la vez que restregaba su rostro con el dorso de sus manitas sucias.

8´24´´El joven del estupor pasó a la compasión y después de oír las palabras de aquella deforme criatura, un beso de ternura estampó en su corazón. Había encontrado una florecita, antes hija del azar, ahora hija de su alma. Y con tierna caricia de buen padre la consoló en el acto. El joven la tomó de la mano, la levantó del suelo y la llevó consigo a su vivienda.

Aquel joven tenía unas hermanas orgullosas que jamás conocieron la ternura, nacidas tal vez para nunca conocer la felicidad de madre; vientres estériles, donde nunca cuajaron los frutos del amor, manos frías que no conocieron las caricias. Cuando vieron a su hermano trayendo en sus brazos a una criatura repugnante, dijeron: “¡esto es el colmo! ¿Dónde habrá encontrado nuestro hermano semejante monstruosidad? De seguro ese engendro de fealdad nos lo ha traído para asustarnos”. Merece que la destripemos en su cabeza, dijo otra.

9´37´´Y comenzaron a reirse haciéndole el ridículo a su hermano al verlo tan solícito con aquella criatura chata, cabezona, de ojos pelones, patoja, ventruda, lagañosa y fétida. Cuando el joven llegó les dijo: “hermanas les traigo esta niña para que cuiden de ella, le prodiguen los cuidados que merece su edad y la consideren como una hermanita más, como una sobrina, como una hija. Recuerden nuestra infancia desvalida y sin amor, después de haber perdido a nuestra madre. Crecimos, como crecen las plantitas que no se dejan ahogar entre tupidos bréscales y malezas, un tanto es ella, criatura endeble que puede traernos gozos o desdichas; pero que siempre nos recuerda lo bien que nuestros padres pudieron hacer de nuestras vidas”.

10´38´´Ellas, escondiendo sus malvadas intenciones, simularon acatar las palabras de su hermano. El joven dispensaba a la niñita los mayores cuidados: la bañaba, la peinaba, le daba de beber en su totuma, la acostaba en su chinchorro, la mecía y dormía. En los ratos de ocio la consentía en todos sus antojos: la cargaba entre sus brazos, le plasmaba muñequitos de cera y de barro para que jugara; la arrullaba con canciones imprecisas, la acariciaba y le refería cuentos de un paraíso de sueños. Jamás permitía que un asomo de sueños de tristeza afligiera su tierno corazón. aquel joven era como un padre afectuoso, quien puso a la niña el nombre de Wolokoonat recuerdo de su amiga, la hormiguita perezosa.

10´38´´Irunuu (estrella que cae), se llamaba el joven, así lo pusieron los augures por haber nacido la noche en que una estrella se desprendió del cielo. Irunuu era el único varón, era el sostén de la casa, vivía con sus tres hermanas a quienes cuidaba y defendía. Una mañana Irunuu se levantó temprano, se caló su japükiitu-u (muñequera), llenó de agua su tapara, tomó sus armas y llamó a sus hermanas: “hermanas, hoy tengo que ausentarme todo el día, voy a remontarme lo bastante en el corazón del bosque para ventear un venado que ayer se me escapó, regresaré por la tardecita…si tengo suerte. Aquí les dejo la niña a su cuidado; procuren que no llore ni pase hambre; báñenla y manténgala limpia; procuren que no sienta tristeza ni desgano”. Así lo haremos hermano, respondieron ellas. Aquella mañana sobrevinieron las amarguras de Wolokoonat.

12´50´´Las malvadas mujeres comenzaron a hostilizarla de palabras y de trato. Aquella mañana la hicieron levantar a sacudones del chinchorro. Le espetaron en cara sus defectos, su origen, su horrible condición. La hicieron presa de sus mofas, le dieron la hiel de sus palabras y la insultaron de mil modos. El chinchorro de Irunuu donde dormía la niña, lo despedazaron a jirones y lo quemaron; la totuma donde antes bebía, la rompieron y la botaron; todo por el asco que le tenían a la pobre niña.
La amenaza y el maltrato se siguieron de cerca. Si lloraba la obligaban a callarse, si no callaba blandían el mandador para azotarla. De suerte que la pobre criatura estaba a merced de aquellas energúmenas, peor que las fieras de la selva.
Aquel día le dieron de comer las sobras en una concha de iita. Pasó la tarde, vino la noche; pero su protector no llegaba de sus largas incursiones. Aquella noche a Wolokoonat hicieron dormir en las cenizas del fogón, con los perros, con las pulgas y el frío de la noche.

14´12´´Al día siguiente, llegó Irunuu con su venado a cuestas y las hermanas muy contentas salieron a recibirlo. Al dejar la presa preguntó: “¿ dónde está Wolokoonat?”. Jugando con las hormigas, respondieron ellas. La niña, al oír la voz de su amado protector corrió hacia él y llena de gozo se lanzó en sus brazos.- ¡Hija mía! exclamó. La niña enternecida se deshizo en llanto…con sus lágrimas quiso lanzar una protesta y una acusación, porque no sabía defenderse de otro modo.
Irunuu comprendió su arrebato pero no supo las razones que la impulsaban. Del monte le trajo un calomel de piedra y una flor de kanaspi que puso en su muñeca; luego, dirigiéndose a sus hermanas que lo miraban con desdén, les dijo: “hermanas, les hago un reproche: no cuidaron de la niña como yo les encomendé; sucia y hambrienta la encuentro. ¿Qué han hecho de mi niña, dónde está su cariño, su afecto de mujeres compasivas?”.
Ellas dijeron:”hermano, cumplimos todo cuanto nos dijisteis, pero esa niña es una descuidada. Sólo gusta revolcarse en el suelo y jugar con arena y con hormigas. Ayer rompió su iita con sus pies y de rabia no comió; anoche ensució su chinchorro de excrementos y a escondidas lo quemó, cuando nos levantamos, la encontramos durmiendo en la ceniza. La bañamos en el acto, le cambiamos de traje y después se revolcó en la arena mofándose de nosotras. Esa niña es incorregible. Irunuu aceptando las razones de sus hermanas volvió hacia Wolokoonat y con gesto cariñoso le dijo: “hija mía, ¿por qué lo has hecho? Pórtese bien con sus tías” Wolokoonat no sabía qué decir, se le atoró la voz en la garganta y su corazoncito se nubló de llanto y de lágrimas se inundaron sus ojitos.

16´34´´Al otro día, el joven se fue como de costumbre a sus lejanas cacerías no sin antes haber encomendado a sus hermanas el cuidado de Wolokoonat. Tan pronto se alejó Irunuu, las malvadas mujeres descargaron sobre la niña sus peores crueldades, jugaron con ella como juega una fiera con su víctima indefensa. Le hicieron mil maldades: oler sus excrementos, con un cordel atado a sus pies, la levantaron en peso hasta la altura de la enramada para que se balanceara de cabeza y vomitara.

17´21´´Aquellas mujeres despiadadas reían haciendo sufrir a la niña. Cuando le suspendieron el suplicio, tenía los pies hinchados y lloraba amargamente. Aquel día no le dieron comida sino huesos para que royera y el lavado de las ollas para que bebiera. Cuando llegó la noche, la hicieron acostar en una choza alejada del resto de la vivienda, para que wanülüü le oprimiera la garganta y los duendes de la noche se la llevaran. Cuando la niña quedó sola, recordó a su amado protector: sus gestos, su bondad, su dulzura de padre; siguió con el pensamiento todos sus pasos; evocó con su triste condición de no tener un chinchorro en que dormir, ni manta que vestir, ni faja que lucir.

18´24´´Ella conversaba consigo misma. Las mujeres dormían, cuando al verse sola, Wolokoonat cambió su forma de niña fea y se convirtió en una doncella hermosísima que iluminó la noche con el fulgor de sus ojos. Su belleza era incomparable, ya no era la niña repugnante que infundía miedo sino la majayut (señorita) de mágicos embrujos.

Sólo la noche conoció el secreto de aquella transformación, de aquella flor salvaje que nació bajo sus sombras por obra de un prodigio. La muchacha, imponente y hermosa se levantó y miró a su alrededor como quien teme ser vista al desnudarse; pero todo estaba tranquilo, nada se movía…el silencio dominaba la noche, la doncella llévase los dedos a la boca y saca del cerco de sus dientes un hilo tan fino y centelleante que parecía una hebra de luz. Con aquel hilo trazó la vaporosa urdimbre y con hábiles manos comenzó a enhebrar las tramas de su tejido. Wolokoonat sacaba de su saliva los hilos con que tejía. De sus labios húmedos brotaron madejas policromas que fue combinando con exquisita delicadeza.

Wolokoonat era una hábil tejedora, hasta entonces desconocida. Para ella no había secretos en el arte de tejer, porque todos los conocía. Sabía combinar los colores maravillosos con que se visten las mariposas; porque así lo aprendió de Atia, la que tejió el arco iris sobre los cielos y el cinturón de Ka-i (sol) sobre la aurora; sabía imitar los matices de las flores, porque así se lo enseñó Kanaspi.

Sabía tejer primorosos encajes como los que teje el mar con sus espumas. Tal era el prodigio de Wolokoonat que ahora tejía un chinchorro para Irunuu. La muchacha terminó su obra en la madrugada antes que los animales despertaran y el lucero matinal se levantara; había tejido un chinchorro de bellísimos colores que semejaban el plumaje de los guacamayos. Rápidamente lo dobló y lo tendió afuera sobre un horcón de la enramada, donde las malvadas mujeres roncaban su pesado sueño. En el tiempo que dura un pestañear de ojos, el prodigio de la beldad se diluyó en las sombras y la doncella volvió a su primitiva forma repulsiva de niña fea.

21´37´´El día amaneció radiante, pero a medida que avanzaba se tornaba pesado y bochornoso. Las mujeres sorprendidas al ver aquel tejido tan extraño, con visos de serpiente enrollados, no se atrevieron a tocarlo por temor que fuese wanülüü. Pero la curiosidad venció al temor, examinaron la simetría del tejido, la disposición de los hilos, sus colores, su hechura, su dimensión exacta. Todo era perfecto; no había duda, aquella preciosidad era obra de una hábil tejedora y no de malos espíritus como creyeron antes. Pensaron que fuese de algún caminante nocturno que de paso lo dejó olvidado.

Buscaron huella en los senderos pero nada vieron, fueron a la pieza donde dormía Wolokoonat para ver si el wane-etuunai, el destripador de niño la había cambiado por aquel chinchorro. Pero la encontraron dormida todavía. Ninguna suposición les aclaró el enigma.

22´57´´Aquel día llegó Irunuu con varios conejos y perdices colgados de la cintura. Después de entregar a sus hermanas la humilde presa, llamó a Wolokoonat. La acarició como de costumbre pero esta vez, a más de la mugre que cubría y la hacía heder el cuerpo, notó que había estado enflaquecida, que sus pies estaban hinchados y sus manitas avejigadas.
Sorprendido preguntó a sus hermanas con dureza “¿a qué viene que mi niña tenga los pies hinchados y las manos avejigadas y el cuerpo enflaquecido? ¿No la bañaron, no le dieron de comer? ¿La han torturado acaso? Piojosa, enflaquecida, mugrienta, la encuentro como siempre”.

Ellas, para atenuar el tono de las preguntas respondieron: “la cuidamos con esmero hermano. Ayer mientras fuimos a buscar leña la picaron los ciempiés, por eso tiene los pies hinchados. Jugando tropezó con las topillas del fogón y se quemó con las brazas encendidas, por eso tiene las manos avejigadas, la ve flaca porque detesta la comida; sólo gusta roer huesos y lamer el fondo de los calderos. Limpiamos su cabeza de piojo y liendres y luego la bañamos. Pero después sin darnos cuenta, comenzó a jugar con excrementos”.

Irunuu convencido de aquellas mentiras bien tramadas, se entristeció al pensar que su niña era irremediablemente boba. La niña volvió a llorar sus amarguras y se fue a consolar con sus hormigas. Complacidas las malvadas por la buena aceptación de sus mentiras dijeron a Irunuu, mostrando la joya aparecida: hermano, ayer tejimos para usted este chinchorro, como prueba del afecto que le tenemos. Toda la noche trabajamos para tenerlo listo y pueda descansar en él, después de sus largas caminatas. Así hablaron las impostoras, haciendo creer que ellas habían tejido aquel chinchorro.

25´22´´Una vez que el cazador no estaba, las hermanas decidieron permanecer despiertas para saber de dónde salían los tejidos. Se acostaron en una hamaca y planearon fingir estar durmiendo; pero la joven tejedora tenía tal fuerza que al empujar la hamaca les provocó un sueño muy profundo al que no pudieron oponerse y quedándose sin descifrar el misterio.


Esa noche la joven tejió febrilmente varias piezas de indumentaria para Irunuu: una manta, un wayuco, una faja, un bolso y un portaamuletos, dejándolo todo listo. Las malvadas hermanas encantadas por la belleza de la prendas tejidas se las regalaron al cazador afirmando nuevamente ser sus creadoras. El sospechando que sus poderosas hermanas no podían en tan corto tiempo haber aprendido tan difícil artesanía, decidió resolver el misterio por si mismo.

26´32´´Una noche Urunuu vio la luz en el sitio donde dormía Wolokoonat y fue haber qué sucedía, se encontró a una bella joven que de su saliva sacaba bellos y multicolores ovillos de hilo y tejía; ella notó que él la estaba espiando y le hablo, contándole que su verdadero nombre era Waleker , hija de la noche y de la soledad, venida para enseñar a tejer a aquellos que no podían hacerlo.

Irunuu quiso tocar a la muchacha para pedirle que no volviera a convertirse en niña inválida, pero ella lo evitó y le imploró que no revelara a nadie el secreto de su transformación, al día siguiente Irunuu fue invitado a un importante velorio y llevó las prendas tejidas por Waleker.

27´29´´Su belleza despertó la admiración de los demás participantes quienes le preguntaron quién había tejido para él. Ellos no eran sus amigos, sino gente celosa enviada por Wanulúu el dios del mal.
El joven perdió la razón y respondió revelando, declaró que la autora era una joven llamada Waleker que tejía de noche, el espíritu del mal al oírlo dijo que la encontraría.

Irunuu regresó a su casa y se quedó levantado para poder volver a ver a Waleker, también esa noche la inválida niña Wolokoonat se transformó en la bella tejedora y tejió y tejió por un largo rato, luego miró con tristeza al joven cazador y le reprochó el haber revelado su secreto.

28´42´´Ya casi amanecía cuando Urunuu le declaró su amor a Waleker; ella huyó llorando seguida por el joven cazador, trepó rápidamente a un árbol y quiso colgarse de una rama que se quebró violentamente, el intentó asirla por las ropas, pero solo quedó en sus manos un pedazo de telaraña. Waleker la hermosa tejedora se convirtió en araña y de esa manera desapareció entre los matorrales.

Infografía El tiempo de la artesanía, episodio el Tiempo Wayúu, la leyenda de Waleker

29´19´´Cómo les pareció la leyenda de Waleker? A mi me encanta, es una forma de adentrarse en el mundo Wayúu.

Y especialmente me quiero referir a los textiles, porque nos insinúa la riqueza técnica, en el tiempo de la artesanía

Se acuerdan que la primera vez que Wolokoonat se transforma en señorita o Majayut como se dice en Wayunaiki, el idioma Wayúu, se llevó los dedos a la boca y comienza a sacar un hilo fino y que comienza a sacar madejas policromas?

Bueno, con esta descripción se me viene a la mente la imagen de las mochilas de primera que son tejidas con hilos finos resultando más estructuradas o fuertes y es que en la medida que se teja con hilos delgados, también los dibujos van a ser más nítidos se logran mediante el uso de madejas policroma, como las que sacaba Waleker de su boca.

A Waleker le enseñó Atia este arte de combinar, la que tejió el arcoíris y vamos a ver que las mujeres Wayúu son habilísimas combinando colores, son arriesgadas y desde mi punto de vista, tienen una exquisitez estética esto se relaciona con la habilidad de la tejedora.

Las mochilas se tejen con un hilo continuo, se conoce como tejido de punto, por ejemplo una de mis mochilas Wayúu, mi favorita tiene 4 colores, imagínense tener 4 madejas de tejido que se van a estar cambiando constantemente para construir dibujos, dibujos perfectos, porque son perfectos

En otro segmento Waleker traza una urdimbre vaporosa. En este punto me gustaría explicar qué es una urdimbre: son hilos organizados de forma paralela, se deben tensionar para poder tejerlos y para esto se utilizan los telares, ellas los hacen con palos. Entierran un par de palos verticales y amarran palos horizontales y entre los palos horizontales se extiende la urdimbre.

31´44´´Me gusta imaginar qué quería hacer Waleker con la urdimbre vaporosa? Tal vez una pieza llamada sheii que exige mucha maestría, es una pieza funebre, se utiliza para enterrar a los caciques o quizás ella estaba armando una urdimbre para tejer una cinta con figuras llamada Karats, lleva flecos y pompones y se llevan en la cabeza.

También hay una referencia a encajes primorosos, como los que teje el mar con sus espumas. Personalmente lo relaciono con las pecheras o punaa, que es un tejido que se hace en la urdimbre, pero con puntadas retorcidas y pues son para las mantas Wayúu.

En otra parte de la leyenda dice “tal era el prodigio de Wolokoonat que ahora tejía un chinchorro para para Irunuu” Saben por qué utilizan la palabra prodigio?

Porque tejer un chinchorro es la máxima expresión de maestría tejedora, les cuento que para los Wayúu el chinchorro tiene un contenido tan importante que este merece un podcast completo.

Cada vez es más escaso encontrar mujeres que tejan un chinchorro, lastimosamente.

El mundo textil Wayúu es fascinante, to me quedaría aquí con ustedes, juntémonos pa seguir charlando más a menudo jajajajaj.

Para ir terminando, invito a todas las personas que me escucharon a que nos compartan cómo se imaginan la Guajira de acuerdo a las descripciones de la leyenda, qué elementos culturales encontraron, qué preguntas surgen?

Les cuento que podemos charlar en
en www.boui.com, a propósito el nombre de nuestro proyecto nació de una palabra wayunaiki que es Oüi con diéresis en la u que me parece bellísimo, significa, pasos, huella y bueno a nosotros, arijunas como dicen los Wayúu para referirse a las personas no Wayúu, nos sonó a boui jajajaj les decía charlemos en www.boui.co; acerquémonos con instagram en @boui.co

Para tejer este episodio agradecemos al Clan Josayu en el Jojoncito, a Karen y Eudomenia Tiller , ellas son Tiller Pana; a Torito, Mercedes, ; a Lubinel, Rosita, Aura, Venancio, Gisela, Agustina, María Isabel, Ana, Salma, Angie, a la querida Teiruma y a Diego Andrés González Epiayu, productor de animales Wayúu de la película pájaros de verano De Cristina Gallego y Ciro Guerra, que me estuvo acompañando todo el tiempo y nos ayudó a tomar unas fotos bellísimas.
Al centro de estudios étnicos, con sede en Uribia, por facilitarnos la leyenda de Waleker gracias a su publicación Creencias, ritos y costumbres Wayúu.

A la comunidad Agil de Latinoamérica, especialmente al AOC Bariloche en Argentina y AOC Colombia, gracias por inspirarnos

y al equipo boui: Ruth Guevara; Carolina Avila; Angela Guevara, Jaime Álvarez y a mi mentor Carlos Arturo Quiroga.

Hasta la próxima en el tiempo de la artesanía

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